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Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Hmanidades, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.

domingo, 21 de octubre de 2012

Jueves

Abro los ojos. Un día más esta aquí para hacerme la vida imposible.


El reloj marca las ocho con treinta. Otra vez levantarme de la cama, se vuelve una tarea difícil. Estoy boca arriba y me tengo que impulsar para alcanzar un agarradera, que me han adaptado, para poder mantenerme erguido. Si ya esto es tarea difícil, después debo acercarme la silla de ruedas, subir a ella, para poder acercarme al guardarropa y hacer lo debido.

Hoy hablé con mi mamá. Habló mientras trataba de hacerme algo de comer, y digo trataba porque al final terminé comiendo un poco de cereal. 

Después del accidente mi mamá se encargo de adaptar mi departamento, para que pudiera tener a la mano todo. "Para que no te se te compliquen las cosas", decía.

Pobre de mi mamá. A sus 59 años sigue atendiendo y preocupándose por mi. Divorciada, sola y con un hijo como yo, inconsciente de las consecuencias que pueden causar sus actos. Nunca imaginé el daño que que podía causar a las personas que me rodean. Yo debería estar cuidando a mi madre. Me duele verla así, preocupada, veo en su rostro que ya no sabe que más hacer para ayudarme.

Llegó a medio día. Me saludo tan efusivamente como siempre, como si siguiera siendo su bebé. Me reconforta tanto verla.

Preguntó si ya había desayunado. —Si— respondí.
Entró en la cocina y creo que se dio cuenta que solo había comido cereal. 
—¡Hijo! Tienes que comer bien, a ver, dime ¿Qué te preparo? o ¿Quieres que compre algo para que desayunemos? Yo tampoco he desayunado— 
—No , gracias, no tengo hambre—
—Andale hijo ¡Por favor! Acuérdate que el doctor dijo que tienes que comer bien. No quiero que se te vuelvan a  infectar esas heridas, y ya te dijo que entre mas tarden en cicatrizar, seguirán los dolores—
—¡Si mamá, ya sé! ¡Pero ya te dije que no! ¡Gracias! –en serio, pero no tengo hambre.

Si, ya se; soy un arrogante. Pero me doy cuenta cuando ya se ha ido. No tuve tiempo de decirle cuanto la amo.

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